Hoy existe un problema de salud pública en los Estados Unidos: hay pocas opciones para desechar de manera segura las agujas usadas y otros objetos punzocortantes en las comunidades.
En un año, aproximadamente 9 millones de usuarios de jeringas administran al menos 3 mil millones de inyecciones fuera de los centros de salud tradicionales. Casi dos tercios de estas personas que inyectan en el hogar son personas con diabetes y pacientes que se administran tratamientos en el hogar para alergias, infertilidad, migrañas, VIH y hepatitis C, entre otras enfermedades. Muchas de estas personas que se inyectan a sí mismas no conocen los métodos de desecho seguro que tienen disponibles, y simplemente tiran sus agujas usadas en la basura o las echan en el inodoro, creando un riesgo de lesiones o infecciones potenciales para cualquier persona que las encuentre.
A pesar de los problemas crecientes que se relacionan con el desecho incorrecto de las agujas generadas en el hogar, no existen normas ni lineamientos consistentes para su desecho seguro. Las leyes y normas que rigen los desechos médicos (que incluyen agujas y otros objetos punzocortantes) fueron diseñados inicialmente para centros de salud y compañías de desechos médicos. Estas leyes y normas no se aplican a los desechos residenciales.
Dado que las normas y lineamientos para el desecho de agujas en las comunidades a menudo son incongruentes y no son publicitados, nosotros servimos como un recurso informativo para los programas de desecho de objetos punzocortantes patrocinados por las comunidades y para otras opciones seguras de desecho.